Se puede reconocer a las personas amargadas por su cara, su expresión facial y su mirada. Su aspecto no puede ocultar el conflicto interno. Amenazas, humillaciones, abusos, pérdidas…. ¡cuántos sufrimientos! Durante mucho tiempo, temí caer en la amargura. De la tristeza y la decepción a la amargura a menudo solo hay un paso.

– Ana, en la Biblia, estaba constantemente humillada porque no tenía hijos. Lloraba y no podía comer. Le rogó a Dios en silencio. Él le contestó y ella tuvo un hijo, Samuel, que significa «pedido a Dios».

• El profeta Habacuc no entendía por qué Dios tenía que hacer que el pueblo más brutal de su tiempo llevara a Israel a un terrible cautiverio; ¡trajo todos sus «por qué» ante Dios!
• Profundamente triste, Job derramó la amargura de su corazón ante Dios y dio rienda suelta a sus sentimientos. Ninguno de los dos recibió respuestas a todas sus preguntas, pero sí una relación más profunda con Dios. Pudieron reconciliarse con su difícil destino. Te deseo lo mismo. Así es como te librarás de tu amargura.

«¡Ya estoy cansado de vivir!
Voy a desahogarme con mis quejas;
daré rienda suelta a mi amargura».

Job 10, 1

¿Te sorprenden estas palabras de Job?

Texto de la semana: Job 42, 1-6

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