Las personas de mi entorno suelen describirme como una persona pacífica. Desde mi infancia, me he caracterizado por promover la paz y oponerme a la guerra.
Aunque amo la paz, a menudo me resulta difícil encontrar paz y tranquilidad para mis pensamientos. Por eso me encanta la promesa de Pablo en la Biblia: «No os inquietéis por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presentad vuestras peticiones a Dios y dadle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús».
¡Cuánto me alienta saber que podemos llevar nuestras peticiones a Dios y recibir a cambio paz!
Por nada estéis angustiados, antes bien, por la oración y la súplica, en todo sean conocidas ante Dios vuestras peticiones con acción de gracias, y la paz de Dios, que sobrepuja todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Jesús el Mesías.
Filipenses 4:6-7
Texto apropiado de la Biblia:
Juan 14:27