Hace poco, había una niña delante de mí en la panadería. Quería comprar un panecillo. Por desgracia, no tenía suficiente dinero. «Te falta una moneda», le dijo la panadera.
Hasta un panecillo tiene su precio. Con mucho gusto le ofrecí a la chica la moneda que le faltaba. Se pagó el precio, la panadera quedó satisfecha y la chica quedó contenta. Es bastante sencillo, ¿no? De hecho, todo estaba en orden hasta el último detalle.
La Biblia también habla de un precio que hubo que pagar. Estamos en deuda con Dios porque el pecado nos separa de él. Qué privilegio saber que Jesús pagó por todo. Para ello, tuvo que dar su vida muriendo en la cruz. ¿Por qué hay tanta gente que no acepta esta salvación?
Porque tampoco el Hijo del hombre ha venido para ser servido, sino para servir y dar su vida en pago de la libertad de todos.
Marcos 10:45
¿Le das las gracias a Jesús? ¿Cómo?
Texto de la semana: Marcos 10:35-45