Cada mañana, cuando me levanto y me siento al borde de la cama, surgen pensamientos que quieren dominar este nuevo día. Se producen sentimientos negativos y solo quiero volver a meterme bajo el edredón. Entonces proclamo en voz alta: «Gracias a Dios por esta noche de descanso. Es un privilegio conocerte. ¡Guíame a través de este día, porque tienes buenos planes para mí!». Así es como abro por iniciativa propia la puerta del cielo y grito: «¡Hola!».
Quizás piensas que soy de carácter alegre y que esto nunca te funcionaría a ti. Bueno, créeme, cuando se trata de los senti- mientos y pensamientos negativos que me acompañan, no soy un ejemplo que seguir.
¡Pero cuando decidí cambiar se produjo un punto de inflexión! Entonces dije «STOP» a esos pensamientos infructuosos. Ahora vuelvo mi atención a Dios y organizamos juntos el día. Qué placer tener al Dios vivo como amigo.
¡Él siempre está lleno de bondad y comprensión hacia mí!
El Señor es tierno y compasivo.
Salmos 111,4b
Texto de la semana: Salmos 111
Anota situaciones en las que viviste la bondad y la misericordia.