Hace unos años, la Universidad de Penza, en Rusia, llevó a cabo un estudio sobre los temores de los niños. Estudiaron a tres clases de niños: unos se habían criado en su familia, otros eran huérfanos criados en orfanatos y otros eran niños que habían sido adoptados o criados en una familia de acogida. Resultó que los niños que vivían con sus propios padres eran los que menos sufrían de miedos y fobias irracionales. Los procedentes de orfanatos, en cambio, tenían un miedo excesivo a la soledad, a los extraños, a las pesadillas y a las fuerzas de la naturaleza. Los adoptados mostraban tendencia a reducir la ansiedad excesiva y a crecer de manera saludable.
La Biblia dice que Dios «adopta» a todos los que deciden vivir con él. Él nos convierte en hijos legítimos suyos. Los miedos que nos han acompañado en la vida sin Dios pueden reducirse cada vez más gracias a una mayor cercanía al Padre. Él venció al mundo. Por eso puede protegernos. Cerca de él, podemos abandonar nuestros miedos.
«En el mundo habréis de sufrir,
Palabras de Jesús en Juan 16, 33b
pero tened valor, yo he vencido al mundo».
¿Cómo influye el miedo en las decisiones de tu vida?
Texto de la semana: Juan 16, 25-33
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