Estoy seguro de que has oído eslóganes que aseguran el éxito. Están de moda. Nadie quiere ser un perdedor. La definición de éxito es el logro de la meta que nos hemos fijado. Se nos habla de un progreso fuera de lo común. Los expertos hacen predicciones sobre el desarrollo futuro que superarán con creces lo que hasta hoy se ha visto.
Pero, ¿de verdad entendemos mejor de qué está hecha la vida? Con nuestras múltiples recetas para el éxito, ¿no estamos constantemente perdiendo el rumbo? El origen de la inteligencia está en el Creador. Descubrimos cada vez más leyes de la naturaleza que nos asombran, pero nos jactamos de ellas como si vinieran de nuestra propia inteligencia. Nuestro Creador sabe perfectamente que la verdadera vida no está en el éxito y el reconocimiento del hombre. Su receta es: tienes que confiar en mí. Cuida de tu prójimo, igual que yo, y encontrarás una vida de abundante satisfacción.
«Pues le hiciste casi como un dios,
Salmos 8, 5
le rodeaste de honor y dignidad».
¡El Creador del cielo y de la tierra cuida de mí!
Texto de la semana: Salmos 8, 4-10 | Mateo 6, 19-21
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