Todos recordamos cómo teníamos que desinfectarnos las manos, los pomos de las puertas, las mesas… para no contagiarnos el virus. Pues bien, tenemos otra infección en nuestras vidas que es aún más mortal que este virus.
Cuando desinfectamos y limpiamos todo, también deberíamos asegurarnos de limpiar nuestros corazones de odio, racismo e intolerancia. Todos ellos son virus mortales que han traído muerte y sufrimiento a muchísimas personas.
Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva la firmeza de mi espíritu.
Salmo 51:10
Nosotros mismos podemos asear nuestro cuerpo. Pero sólo Dios puede limpiar nuestro corazón de las injusticias, la suciedad y el orgullo. Dios puede perdonar la culpa, o como lo llama la Biblia, el pecado.
¿Quieres desinfectar tu corazón del pecado?
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Texto bíblico: Salmo 51