El vuelo y la fe
04. mayo. 20

La fe puede compararse con volar por el aire. Ambas cosas son una cuestión de confianza. Una confianza que crece con la experiencia de que «funciona». Ambas se basan en condiciones de seguridad: la ley de la gravedad se supera mediante la aerodinámica; la gracia y el perdón de Dios, que nos guiará en la vida, abolen la realidad de que los seres humanos solo somos capaces de hacer el mal (la ley del pecado).

Para no estrellarnos al volar, debemos someternos a las leyes de la física. De la misma manera, Dios nos dio la Biblia, que es como un plan de vuelo para nosotros. Si la ignoramos, nos estrellamos. La Biblia nos da toda la información y advertencias que necesitamos, como el panel instrumental de un avión.

He entregado los mandos de mi vida a Jesucristo y confío en él. Incluso en las inevitables turbulencias, confío en él.

Os dejo la paz. Mi paz os doy, pero no como la dan los que son del mundo.

Juan 14,27

Texto de la semana: Salmos 85,9–14

¿Cómo encuentras la paz?

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