Los traficantes se benefician sin escrúpulos de las personas necesitadas. Para la mayoría de ellas, el sueño de alcanzar la felicidad se va desvaneciendo ya durante el viaje, a menudo traumático.
La esperanza de estar entre los ganadores está arraigada en el corazón del hombre. Los europeos soñamos con poder trabajar a la sombra de una palmera. ¿No son estos sueños virtuales una forma de huir de la realidad? Esperamos escapar de nosotros mismos. Olvidamos que nuestra personalidad siempre viaja con nosotros. Muchas personas terminan hundiéndose en grandes dificultades y culpan a las circunstancias o al prójimo.

¿Por qué son tan atractivos estos sueños y esperanzas virtuales, cuando no nos llevan a ninguna parte? Una vida feliz es el resultado de una decisión concreta. Elijamos adoptar un estilo de vida en comunión con Dios. Cumplamos nuestras tareas tomando la decisión cada día de compartir todo con él. Él estará a nuestro lado.

«… haz lo que creas conveniente, que Dios te ayudará.»

1 Samuel 10, 7

¿Con qué motivación abordas tus tareas?

Texto de la semana: 1 Samuel 10, 1-10

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