Se puede admirar a un arquitecto por sus ingeniosos planos, pero si después de poner los cimientos se acaba el dinero, hará el ridículo. Hoy en día, todavía quedan restos de edificios que muestran la mala planificación de una construcción que hubo que abandonar. Es una pena, dadas todas las inversiones que se han hecho. Y la admiración da paso a la crítica y la burla.

Jesús explicó que los que le siguen pueden experimentar el fracaso. Sabía que los burladores esperaban tachar a los cristianos de ingenuos y retrógrados, para así quedar ellos mejor.

Jesús es la verdad, nos aconseja que lo pensemos bien, que calculemos el precio de un compromiso con él. Nos enseñó que el siervo no es mayor que su señor.

Es un privilegio poder vivir con felicidad, en paz, poder mirar al futuro con confianza a pesar de todos los problemas económicos, sanitarios y climáticos de los que oímos hablar cada día. Podemos seguir confiados porque nuestra vida está edificada sobre Jesús, una base segura.

Si alguno no me ama más que a su padre, a su madre […] y aun más que a sí mismo, no puede ser mi discípulo. Lucas 14:26a

¿En qué punto están tus cálculos?

Texto de la semana: Lucas 14:25-35 (texto original de la parábola)