Escalar montañas
02. agosto. 20

En ocasiones, las dificultades de la vida me parecen una gran montaña a la que tengo que enfrentarme. Por lo general, tiendo a pedirle a Dios que quite la montaña. Me digo a mí mismo: como Dios es todopoderoso, ¡esto no debe de ser un problema para él! Sin embargo, cuando pienso en ello, me digo que Dios tampoco ve las montañas como un gran problema para mí. Él puede ayudarme a escalarlas y a superar las dificultades con él.

Si haces senderismo por las montañas suizas, encontrarás una gran cruz en la mayoría de los picos. Cuando llego a la cima de mi dificultad, esa cruz está ahí, como una promesa para las montañas de mi vida. Me da la seguridad de que no estoy solo. De repente, el horizonte se abre y veo lo que nunca podría haber visto desde abajo. Quiero animarte a subir las montañas con Jesús y a contemplar el mundo desde arriba, con la perspectiva de Dios.

Los que confían en el Señor tendrán siempre nuevas fuerzas.

Isaías 40,31a

Texto de la semana: Romanos 8,31–37

¿Sabes cómo obtener nuevas fuerzas?

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