Yo tenía 10 años cuando cierta noche no conseguía dormirme. No me dolía nada, ni había vivido nada especial ese día, pero aún así estaba llorando. De repente me di cuenta de que Jesús me estaba hablando. Él quería estar conmigo.
Porque con el corazón se cree para ser justificado, pero con la boca se confiesa para ser salvo.
Romanos 10:10
Si creemos que Jesús es Dios y confesamos nuestra fe en él, nos salvaremos de la muerte eterna. Puede resultar difícil de creer, pero por medio de Jesús, Dios nos invita tal y como somos, a tener una relación con él. No tenemos que ser perfectos. No tenemos que hacer nada para ganarlo. Simplemente tenemos que estar dispuestos.
Aquella noche, yo estaba más que preparado.
Si todavía no tienes una relación con Jesús, debes saber que Él te ama tal como eres. El no espera perfección. Todo lo que te pide es tu fe en él.
Tómate un momento para decirle que crees en él y pídele que guíe tu vida. La oferta está hecha, sólo tienes que aceptarla.
Texto bíblico: Romanos 10:9-11