El fútbol consigue unir a personas de los más diversos continentes, naciones y culturas. En estos días, miles de personas, equipadas con la bandera de su nación, acuden al estadio para animar apasionadamente a su equipo. Por muy diferentes que sean las culturas, costumbres y religiones de tanta gente, todos están concentrados en el fútbol durante los próximos 90 minutos. Todo lo demás parece intrascendente y secundario en este momento.
Cuando veo a la multitud de viejos y jóvenes, ricos y pobres, hombres y mujeres que animan a su equipo con entusiasmo y emoción, me acuerdo de un texto bíblico del Apocalipsis (Apocalipsis 7:9-12).
Allí, Juan describe una visión en la que Dios le mostró el cielo. Vio una gran multitud que nadie podía contar, de todas las naciones de la tierra. Y estaban juntos ante Dios y le adoraban.
Todos somos iguales ante Dios. Independientemente de nuestro origen, nuestro sexo o nuestra condición social. Dios te invita personalmente a formar parte de esta multitud diversa y vibrante.
¿Aceptas esta invitación?
Texto bíblico apropiado:
Apocalipsis 7, 9-12