El escritor suizo Jean Ziegler dijo una vez: «¡La muerte es un escándalo! Ya de niño traté de resistir a la muerte con una voluntad desenfrenada, oponiéndome a ella con abundancia de vida». Ziegler puede tener razón: Dios nos ha dado una vida para vivir. Hagámoslo con gratitud. Pero hay una realidad bíblica incuestionable: «Todos han de morir». Nada ha cambiado con respecto a lo que dijo Moisés hace 3500 años: «Setenta son los años que vivimos, y los más fuertes llegan hasta ochenta […]. Enséñanos a contar bien nuestros días, para que nuestra mente alcance sabiduría» (Salmos 90, 10-12)
Jesucristo vino a la tierra para quitar lo negativo del escándalo de la muerte. Dios mismo murió en la cruz y resucitó de entre los muertos, para que todos los que creen en él puedan resucitar con él a la vida eterna. Con Jesús, morir ya no es un escándalo, ¡sino una victoria!
¿Dónde está, oh muerte, tu victoria?
1 Corintios 15, 55
¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón?
¿Cómo reaccionas ante la muerte?
Texto de la semana: 1 Corintios 15, 50-58
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