Acabamos de volver de las vacaciones y queremos dormir hasta tarde. Una visita no anunciada está a la puerta. ¿Salgo de mi zona de confort y abro la puerta en pijama o dejo que la visita se vaya decepcionada? Nuestra vida ofrece infinitas posibilidades para elegir la variante más cómoda y para colgar el cartel de «No molestar» en nuestro corazón.
Imagina que se tratara de una situación de emergencia. ¡Luego me sentiría cuplable, y con razón! Ojalá hubiera abierto.
¿Estamos listos para frustrar nuestros propios planes para servir a nuestro prójimo? Jesús cuenta la historia de un hombre que fue herido por bandidos e ignorado por líderes piadosos. Una persona muy sencilla, un samaritano, mostró compasión y sanó sus heridas. Lo puso a salvo y pagó por su recuperación. ¿Qué habríamos hecho en su lugar? A eso es a lo que Dios se refiere cuando habla de nuestro prójimo.
«¿Y quién es mi prójimo?»
Lucas 10, 29b
¿Tienes tiempo para tu prójimo?
Texto de la semana: Lucas 10, 29-37
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