Los pastores están expuestos a las inclemencias del tiempo. Tienen a su cargo el bienestar de las ovejas. Ejercen funciones muy variadas, desde el cuidado de las ovejas y la búsqueda de lugares de pasto hasta repeler alimañas y depredadores. Seguramente, tanto en la antigüedad como hoy en día, habría trabajos mejores que cuidar ovejas.
El que Dios haya querido anunciar la buena noticia precisamente a los pastores y les haya hecho testigos de su mensaje es algo único. ¿No podría haber mandado a los ángeles para que cantaran en el templo? Parece que justo eso es lo que no quería. Dios quiso que la buena noticia del Hijo de Dios, envuelto en pañales y acostado en un pesebre, se diera a conocer entre aquellos que tantas veces eran olvidados.
Los pastores fueron los primeros que vieron al niño recién nacido y contaron lo que habían visto. Los sabios de la época deberían haber reconocido al Mesías. Sin embargo, la historia nos cuenta cómo le llevaron hasta la cruz.
Fueron corriendo y encontraron a María, a José y al niño acostado en el pesebre.
Lucas 2,16
Un consejo: muchas veces, Dios comienza por las personas que están olvidadas. ¿En quién te gustaría pensar hoy especialmente?