Me sorprendió leer esto en un anuncio de un fondo de pensiones: «Dichoso aquel que, al acercarse la muerte, puede mirar atrás sin remordimientos y morir realizado». Las fotos del texto mostraban situaciones placenteras de la vida. Es cierto que los buenos momentos traen sentimientos de felicidad.
Pero en el fondo, ¿qué es lo que nos llena?
La única persona que sabe lo que realmente nos espera después de la muerte es Jesús. Él dejó el cielo para venir a nosotros y mostrarnos quién es Dios. Su sacrificio en la cruz y su resurrección rompieron el poder del pecado y de la muerte, poderes que nos aprisionan. Todos los que confían en Jesús y lo aceptan como su Señor personal forman parte de la familia de Dios. Están inscritos en el «libro de la vida». Saben en su corazón que pertenecen al mundo nuevo de Dios.
Quienes buscan la presencia de Dios encuentran la felicidad y la plenitud interior, y no pueden dejar de hablar de ello a quienes les rodean.
¿Qué buscas?
Para mí el bien es estar cerca de Dios.
Salmo 73:28
He hecho del Señor Soberano mi refugio
para contar todas sus obras.
Texto de la semana: Salmo 73:1–28