Durante la Segunda Guerra Mundial, dos soldados se refugiaron bajo un camión para protegerse de un ataque aéreo. Cuando sa- lieron, ¡se dieron cuenta, estremecidos, de que el camión estaba cargado de dinamita! Entendieron que el vehículo podría haberse convertido en su tumba.
Todo el mundo busca la protección adecuada en el momento adecuado: paraguas, cortavientos, salvavidas, paracaídas, refugio, provisiones de emergencia, ahorros, seguros… ¿Cuál es la mejor protección?
Si confiamos en quien todo lo puede, nuestras vidas nunca se verán privadas de su presencia, ni siquiera en los desastres o en los peores momentos. Él no promete evitárnoslo todo, sino estar cerca de nosotros todos los días. Su poder acudirá al rescate de nuestra debilidad. Dios es un refugio y una ayuda que nunca nos faltará. Con Dios estamos seguros hoy y por toda la eternidad.
Dios es quien me salva; tengo confianza, no temo.
Isaías 12,2
Texto de la semana: Salmos 27
¿Cómo lidiar con el temor?