¿Qué significa realmente la palabra «libertad»? ¿Poder hacer o no lo que nos gusta? ¿Disponer de nuestro tiempo a capricho? ¿Poder elegir incluso el momento de la muerte?

Dios nos ha dado mandamientos para nuestro propio bien. Sin embargo, nadie puede decir que nunca ha violado ninguno de estos mandamientos, pues el pecado actúa en nosotros. Pero Jesús ha ve- nido a liberarnos. Incluso nos da los medios para cumplir su voluntad con alegría, no de forma legalista, sino con la guía del Espíritu Santo. Nuestra naturaleza humana se opone a la voluntad de Dios, lo que supone una lucha constante en nosotros. ¡Qué privilegio poder contar con la paciencia de Dios!

Cristo nos liberó para que seamos libres. Por lo tanto manteneos firmes en esa libertad y no os sometáis otra vez al yugo de la esclavitud.

Gálatas 5, 1

La verdadera libertad requiere una elección. Depende de ti decidir cómo gestionarla. El incomparable amor de Jesús por nosotros lo llevó a morir por nuestros pecados. Pagó un alto precio para liberarnos del egoísmo y permitirnos reflejar el poder y la gloria de Dios.

Texto de la semana: Romanos 6, 15-23