Una medida importante que emprendió Nelson Mandela, el expre- sidente de Sudáfrica, fue el establecimiento de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación. El objetivo era examinar los crímenes del apartheid y reconciliar a la nación mediante una amnistía general. Para acceder a ella era necesario que se reconocieran públicamente las injusticias cometidas.
El primer paso hacia la reconciliación es admitir el error. Aquellos que admiten un acto de maldad abren el camino al perdón. Las heridas pueden curarse si no nos entregamos con amargura al papel de víctimas, sino que buscamos una nueva «vida en convivencia».
La reconciliación más grande de la historia de la humanidad tuvo lugar cuando Jesucristo asumió toda la culpa del hombre y la pagó con su vida en la cruz. Los que reconocen su pecado y piden per- dón se reconcilian con Dios. Todo el que experimenta este perdón también es capaz de perdonar.
Perdónanos nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a quienes nos han ofendido.
Mateo 6,12
Texto de la semana: Proverbios 28,13–14