Hoy he ido al cementerio de mi pueblo. He visitado algunas tumbas de personas que conocía. En las lápidas estaban grabadas las fechas del nacimiento y de la muerte. El principio y el final de la vida de una persona en la tierra. Todo me parece tan fijado, tan definitivo.
El tiempo limitado y su consecuente caducidad forman parte de la vida y, en cierta manera, nos hacen parecer pequeños e impotentes.
Pero, ¿realmente son definitivas estas fechas que han sido grabadas aquí? ¿Se acaba todo cuando morimos en la tierra?
Hay un Dios que dice de sí mismo: «Yo soy el Alfa y la Omega, el Principio y el Fin».
Apocalipsis 21:6a
El Dios eterno creó el mundo. Él no está sujeto al espacio ni al tiempo. Hemos sido creados para tener una relación eterna con Dios. Nuestra alma sigue viva, aunque hayamos muerto físicamente. Cuando todo se acaba, es Dios quien permanece. El Dios de la vida y del amor envió a su único hijo Jesús a la tierra para reconciliarte con él.
¿Quieres aceptar este regalo eterno?
Texto de la semana: Apocalipsis 21:1-7