Como padres, queremos dar a nuestros hijos las mejores oportunidades para una vida llena de éxito. Alimento, ropa, una habitación, buena educación, los últimos dispositivos electrónicos… hacemos mucho por nuestros hijos. ¿Cómo fue con Jesús?
Se podría decir que un pesebre es algo indigno para el Hijo de Dios. Después de todo, él merece algo “mejor” que cualquier ser humano y por eso debería haber recibido una bienvenida adecuada. ¿Por qué Dios no lo planeó mejor? ¿Acaso no se preocupó por ello?
El recién nacido Hijo de Dios no necesitaba de honras materiales. ¡Él mismo es el valor supremo! El pesebre era suficiente. Lo importante es el contenido, no el envoltorio. ¡Jesús es lo extraordinario y además es accesible para cualquier persona!
Allí nació su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales y lo acostó en el pesebre, porque no había alojamiento para ellos en el mesón.
Lucas 2,7
Un consejo: ¿qué podemos aprender de Jesús para ir quitando cosas superficiales y dar más espacio a un valioso contenido?