Un ermitaño dijo en una entrevista que es importante amarse suficientemente a uno mismo antes de poder amar a los demás. Para subrayar su argumento, añadió que la propia Biblia enseña esta verdad. Esta interpretación no es nueva. Veamos esta afirmación en su contexto.

«Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente”. Este es el más importante y el primero de los mandamientos» (dice Jesús en Mateo 22:37-38).

Jesús nos recuerda que la fuente del amor genuino está en Dios. Para amarnos a nosotros mismos y a los demás, necesitamos esta relación única e íntima con Dios, una relación que se vive a nivel de corazón, alma y mente.

Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente.

Mateo 22:37

¿Conoces esta fuente de vida? (Juan 7:38)

Texto de la semana: Mateo 22:34-40