Hace justo seis años, una muerte marcó mi familia y fue para mí uno de los periodos más difíciles de nuestras vidas. En un momento, nuestras vidas dieron un vuelco total. Conmoción, miedo, ira y tristeza. Nos inundó un torrente de las más variadas y devastadoras emociones.
No recuerdo exactamente ciertos detalles. En una situación así, lo único que puedes hacer es mantenerte funcionando, al principio. Fue un terrible terremoto que amenazó con destruir mi vida. Sentía como si el suelo se hundiera bajo mis pies.
Durante esta prueba, el nombre Emmanuel adquirió un significado totalmente nuevo para mí. En medio de este hundimiento, este nombre ha sido un apoyo inquebrantable. «¡Emanuel!». Dios está conmigo. Está a mi lado. Se pone junto a mí bajo esta carga casi insoportable. Él nunca me abandona. ¡Se queda aquí, a mi lado!
¡Esta seguridad es también para ti! Tanto si te encuentras en una situación cómoda como en una difícil, en la alegría o en la tristeza, Dios está a tu lado. Te ofrece su amistad y su apoyo. ¿No es maravilloso?
Pero el Señor, en las alturas, se muestra poderoso: más poderoso que el estruendo de las muchas aguas, más poderoso que los embates del mar.
Salmo 93:4
Texto de la semana: Salmo 93