Tras su ejecución y su muerte confirmada por las autoridades, Jesús resucitó.
*La tumba estaba vacía, a pesar de estar sellada y bien custodiada.
*Todos los discípulos creyeron en la resurrección hasta el final de sus vidas, aunque muchos de ellos fueron perseguidos y condenados a muerte.
*Después de su muerte, Jesús no se apareció a su pueblo como un fantasma ni un producto de la imaginación. Comió, caminó, habló con ellos y dejó que le tocaran. Tomás confesó: ¡Señor mío y Dios mío!
*A sus asustados seguidores nunca se les habría ocurrido la absurda idea de esconder su cuerpo. En cualquier caso, los sudarios no estarían plegados con tanto esmero, seguramente no se los habrían quitado. Para los romanos y los judíos, el cadáver habría servido de prueba en el testimonio de testigos presenciales. El dudoso comportamiento de las autoridades (desmentidos, corrupción e informaciones falsas) indica más bien que acababa de ocurrir algo inconcebible y que estaban perplejos.
*La resurrección está ampliamente atestiguada, a pesar de todas las polémicas y conflictos de intereses. Jesús mismo había anunciado su resurrección. De hecho, varios profetas habían escrito al respecto con gran detalle siglos antes.
Si la esperanza que tenemos en Cristo fuera solo para esta vida, seríamos los más desdichados de todos los mortales.
1 Corintios 15:19
Texto de la semana: 1 Corintios 15:1–33
