José, descendiente directo del rey David, era un buen carpintero. Estaba comprometido con María y no mantenía relaciones sexuales con ella. Se fue a vivir con su pariente durante tres meses. A su regreso, José descubrió que estaba embarazada.
A pesar de la «vergüenza», quiso evitarle a María la pena de muerte. Se propuso dejarla en secreto. Entonces se le apareció un ángel y le dijo: «José, hijo de David, no temas recibir a María por esposa, porque ella ha concebido por obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados» (Mateo 1:20b–21).
José demostró ser valiente y fuerte. ¡Qué maravilloso ejemplo! Puso toda su confianza en Dios. En lugar de pensar en sí mismo y en sus proyectos personales, se ocupó de María y del niño que había de nacer. Qué admirable obediencia a Dios.
¿Qué puedes aprender de José?
José, hijo de David, no temas recibir a María por esposa.
Mateo 1:20b
Texto de la semana: Mateo 1:18–25