Esta acertada ilustración de Jesús es de gran actualidad. Las situaciones cotidianas revelan que tenemos un problema con nuestra manera de evaluarnos a nosotros mismos. Siempre vemos los defectos de los demás y nos gusta restar importancia a nuestros puntos débiles. Exageramos los defectos de quienes se han atrevido a señalarnos los nuestros. Mirarse al espejo no es fácil ni agradable, pero ¡qué liberador resulta!

Te animamos a leer la Biblia. Ella hace de espejo para nuestra alma. Si aceptamos la Palabra de Dios y permitimos que tenga un impacto en nosotros, puede comenzar un sanador proceso de cambio. Si seguimos las instrucciones de la Biblia, descubriremos también nuestras vigas. Entonces solo tendremos que reconocer nuestras debilidades y acudir a Dios para que nos ayude a cambiar. Puede que necesitemos ayuda profesional. Admitamos nuestras propias limitaciones. Para eso se necesita honestidad y humildad. Así aprendemos a aceptar al prójimo tal como es.

¿Qué haces con tu viga?

¿Por qué te fijas en la astilla que tiene tu hermano en el ojo, y no le das importancia a la viga que está en el tuyo?

Mateo 7:3

Texto de la semana: Mateo 7:1–9