Cuando el primer cosmonauta ruso, Yuri Gagarin, anunció en 1961 que no había visto a Dios en el espacio, una niña de doce años de Gotemburgo, en Suecia, le escribió lo siguiente:
«Querido cosmonauta Gagarin, he oído que has estado en el espacio y dices que no has visto a Dios. ¿Puedo preguntarte si tienes un corazón puro?» (Mateo 5:8).
El astronauta del Apolo 15, James Irwin, reaccionó de forma com- pletamente diferente. Él dijo: «Cuando puse mi pie en la Luna, me di cuenta de que era mucho más importante que Jesús pusiera su pie en la Tierra».
Añadió: «Solo vemos lo que nuestro corazón nos empuja a ver. Si Dios mora en nuestros corazones, veremos su gloria, amor y bendiciones, tanto en el espacio como en la tierra. ¡Cuántas veces he encontrado a Dios y he oído su voz en mi vida!».
«Dichosos los de corazón limpio, porque verán a Dios».
Mateo 5,8
¿Eres realmente feliz?
Texto de la semana: Mateo 5, 1-12