La razón de los sacrificios
17. julio. 22

A menudo, los seres humanos estamos dispuestos a hacer sacrificios para conseguir algo. Gastamos tiempo y dinero en aficiones, viajes, familia, etc. Incluso hay un gimnasio que se anuncia así: «Nosotros tenemos el templo, de ti depende hacer los sacrificios». Así que sa- bemos lo que nos espera dentro.

En el Antiguo Testamento, que nos habla de la relación entre los hombres y Dios antes de la venida de Jesús, los sacrificios de animales eran como un hilo conductor que indicaba la relación rota entre Dios y el hombre. Como el pecado lleva a la muerte, al ofrecer el sacrificio, el pecado de un hombre reposaba simbólicamente sobre un animal sin tacha que era sacrificado y luego quemado. El animal recibía el castigo en lugar del hombre.

¡Mirad, ese es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo!

Juan 1,29

Con Jesús, ya no es un animal el que se sacrifica, sino el mismísimo enviado de Dios. Un ser humano sin pecado, Jesús, da su vida por cada uno de nosotros. Por eso aceptó sacrificar su vida. Todos los que creen en él obtienen el perdón. Jesús realizó el pago completo por nosotros. Nos reconcilió con Dios al asumir el castigo en nuestro lugar. Nuestros pecados están perdonados. Hemos sido liberados.

¡Así que acepta ahora la mano de tu Salvador! 

Texto de la semana: 2 Corintios 5, 21

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