El apóstol Pablo nunca se cansa de enfatizar la autoridad de Jesucristo como Hijo de Dios y Salvador. Quien recurre a Jesús obtiene el perdón total de sus pecados, recibe ayuda para liberarse de los hábitos pecaminosos y del legalismo, obtiene una conciencia limpia, una esperanza viva, la vida eterna…
¿Has aceptado a Jesucristo como tu Señor? Con este punto de inflexión decisivo en la vida, los cristianos son declarados libres de cualquier deuda con Dios, y Satanás ya no tiene ningún derecho sobre ellos.
Esto requirió un acto de valor extremo. En la cruz, el instigador del pecado y seductor de los hombres fue vencido por la pureza, la humildad y el amor absolutos de Jesús. Por eso el Padre lo hizo sentarse en el trono, por encima de todo poder y autoridad. Toda la riqueza divina está a disposición del que cree en Jesús y lo sigue. Así que mantén una relación estrecha con él. Levántate si has caído y déjate limpiar por él. ¡Él te ama!
Dios canceló la deuda.
Colosenses 2, 14
¿Adónde llevas tus deudas?
Texto de la semana: Efesios 1, 3-14
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