Nuestras manos: ¡qué ingeniosa «herramienta multiuso»! Podemos agarrar, acariciar, tomar, apretar, recoger… Podemos hacer mucho bien con ellas, pero también podemos destruir y atacar.
Nuestras manos hacen lo que les decimos que hagan.
Es maravilloso:
- cuando usamos nuestras manos para servir a los demás
- cuando nuestras manos están extendidas para el prójimo
- cuando están dispuestas a cuidar a los heridos.
- cuando están listas para ayudar
- cuando están listas para levantar al caído.
La precioso de esto es que quien ayuda a los demás también se ayuda a sí mismo. El amor nos llena y nos devuelve la alegría.
Por lo tanto, usemos nuestras manos como herramientas, que ayuden en lugar de destruir, que construyan en vez de destruir,
que amen en lugar de odiar.
Ama a tu prójimo como a ti mismo.
Marcos 12, 31
¿Puedes aceptarte a ti mismo?
Texto de la semana: Marcos 12, 28-34
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