Muy animados, partimos hacia las montañas con un tiempo espléndido. De repente, nuestro viejo autobús empezó a toser y nos obligó a salir al carril de emergencia. Inspeccionamos el motor y vimos un problema que tenía arreglo. Un poco más tarde, otra parada. Tuvimos que buscar un taller. Tras una larga búsqueda, el mecánico localizó el cable que provocaba los cortocircuitos. Era un trozo muy pequeño, pero había provocado la parada del autobús.

Así es la vida a veces. Por fuera, todo va bien. Luego, de repente, se para. En ese momento, lo que más necesitamos es una ayuda competente. Cuando se trata de nuestro ser interior, no hay nadie más sabio que Dios, nuestro creador. Él siempre tiene tiempo para nosotros. Puedes hablar con él de cualquier cosa con sencillez. Está dispuesto a escucharnos. Él puede darnos sabiduría para gestionar bien nuestra vida y encontrar a las personas adecuadas para acompañarnos en ella.

Pero si confesamos nuestros pecados, podemos confiar en que Dios, que es justo, nos perdonará nuestros pecados y nos limpiará de toda maldad.

1 Juan 1:9

¿Vas a dejar que Jesús arregle tu contacto defectuoso con Dios?

Texto de la semana: 1 Juan 1:5-10