El acontecimiento de la venida del Mesías lo habían anunciado muchos profetas una y otra vez durante mucho tiempo. Se sabe que en aquel entonces había sabios en Oriente que estudiaban las estrellas y que sus constelaciones señalaban la llegada de un gran rey. También los llamaban “magos”. Parece ser que los fenómenos que observaron los pusieron en camino hacia Belén.
Era lógico que primero visitaran el palacio real. Pero es muy interesante ver que Herodes llamó en seguida a los eruditos judíos y que estos sabían que el Mesías prometido vendría de Belén. Así es como estos hombres, que ya llevaban varias semanas de travesía agotadora, viajaron en busca del niño. Los regalos que traían ayudaron a la joven familia.
También hoy es importante que sepamos cómo encontrar al Mesías. Los sabios de Oriente son el ejemplo que nos enseña a no conformarnos, a no rendirnos hasta que hayamos encontrado a Jesús.
Luego entraron en la casa y vieron al niño con María, su madre. Y arrodillándose, lo adoraron. Abrieron sus cofres y le ofrecieron oro, incienso y mirra.
Mateo 2,11
Un consejo: piensa en qué problema tienes en tu búsqueda de Jesús.
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