El blanco crucero «Costa Concordia» resplandecía al sol mientras los pasajeros embarcaban en él. Nadie imaginaba que el soberbio barco se convertiría en una tumba para 32 de los suyos. Cinco años después del accidente, el capitán fue condenado a 16 años de prisión.
Como en un crucero, la vida tiene sus encantos, pero también sus riesgos. ¿En quién confías? Algunas personas piensan que es mejor confiar solo en uno mismo. Al principio, todo va bien, pero hay muchas cosas que pueden hacer que el barco zozobre. Otros confían en personas que inspiran tranquilidad y confianza, y un día se encuentran lamentablemente abandonados.
Dado que Dios es para mí un Padre amoroso, su Hijo Jesucristo es mi Salvador y el Espíritu Santo es un Consolador confiable, estoy seguro de que llegaré a buen puerto.
Los planes son del hombre; la palabra final la tiene el Señor.
Proverbios 16,1
Texto de la semana: Salmos 119,30–42
¿Cómo te habla Dios?