Una persona quiere complacer a la otra y la otra solo hace lo que le hace feliz en ese momento. ¿Conforme a qué principios organiza su vida?
La Biblia muestra algo muy diferente. Lo dice en Gálatas 2:20: «… y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Lo que ahora vivo en el cuerpo, lo vivo por la fe en el Hijo de Dios, quien me amó y dio su vida por mí».
¿Esto no significa acaso que estamos sometidos a una tutela total y que la decisión no depende de nosotros?
Dios, el Padre celestial, tiene buenas intenciones con nosotros. En Lucas 11, versículo 11, Jesús explica que si le pedimos pan no nos da una serpiente. Él tiene planes maravillosos para cada ser humano, porque no nos creó de una manera arbitraria. Él llevará a cabo su plan para la humanidad a su debido tiempo. Jesús va a regresar como rey y gobernará este mundo con todos aquellos que pongan su confianza en él.
¿Qué te impide confiar tú también en él?
Ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí.
Gálatas 2:20
Texto de la semana: Jeremías 29:10–14