Desde la antigüedad hasta hoy, el hombre ha buscado el amor verdadero. El mensaje de Dios para los primeros seres humanos y para nosotros es el mismo. Por eso Jesús trajo salvación y reconciliación. No es posible reemplazarlo por ninguna otra cosa. El amor perdonador al prójimo nace de una profunda relación con Dios.
Esta fiesta de amor rompe con la idea de que uno se salva por medio de hacer buenas obras. Si aceptamos esta verdad, tenemos la base para el comienzo de algo bueno. Sin esta base llegaríamos rápidamente al límite porque nuestro esfuerzo nunca sería suficiente. No nos dejemos engañar intentando aliviar con buenas obras el problema de nuestra culpa. Nunca podríamos pagar lo suficiente para librarnos de ella.
En conclusión: la fiesta de amor de la Navidad trae la buena noticia de que, por medio de Jesucristo, tenemos el perdón de la culpa y el pecado. Él ha pagado por absolutamente todo, y nos invita a aceptar su regalo. ¡Por eso es realmente una fiesta de amor!
Tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo único, para que todo aquel que cree en él no muera, sino que tenga vida eterna.
Juan 3,16
Un consejo: ¿ya has aceptado este regalo?
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