¿Cuántas veces he dejado de agradecer a mi cónyuge la buena comida, las camisas planchadas y tantos otros trabajos? A menudo me preocupo solo de mí mismo y de mis necesidades y doy por sentada la ayuda de los demás. Uno puede acostumbrarse a quejarse y exigir más.
Unas palabras de agradecimiento o de ánimo nos hacen sentir bien y nos motivan a seguir esforzándonos. Un comentario positivo produce pequeñas reacciones en cadena. Las quejas y las palabras ásperas lo envenenan todo.
El amor y el perdón de Jesús producen felicidad y gratitud en mí. La compasión de Dios está siempre conmigo y esto me llena de una alegría indescriptible.
Dad siempre gracias a Dios Padre por todas las cosas, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.
Efesios 5:20
¿Tienes una relación personal con Dios? ¿Has recibido el perdón?
Texto de la semana: Efesios 5:10-20