A los pocos días María emprendió viaje y se fue de prisa a un pueblo en la región montañosa de Judea. Al llegar, entró en casa de Zacarías y saludó a Elisabet..
Lucas 1:39 – 40
María acababa de recibir un gran tesoro: estaba embarazada de Jesús ¿A quién fue a buscar? A alguien que la comprendería. El ángel y mensajero de Dios, Gabriel, le había dicho:
«También tu parienta Elisabet va a tener un hijo en su vejez; e hecho, la que decían que era estéril ya está en el sexto mes de embarazo. Porque para Dios no hay nada imposible.«
Lucas 1:36-37
María fue a visitar a alguien que podía animarla en su fe y que ya se encontraba algo más avanzada en su embarazo.
Esta sabia decisión le hizo mucho bien. Al escuchar la voz de María, ¡el niño saltó en el vientre de Elisabet! Y Elisabet exclamó:
«¡Dichosa tú que has creído, porque lo que el Señor te ha dicho se cumplirá!»
Lucas 1:45
Entonces María alabó a Dios por su gracia.
Es bueno tener un corazón que busca. ¿Quién sería para ti un «refugio seguro» al que confiar tu corazón?
Texto bíblico: Lucas 1:39-56