Es una pequeña coliflor repleta de recursos con 100 mil millones de habitantes microscópicos. Hace muchas cosas al mismo tiem- po: sentir, ver, caminar, pensar. Esta coliflor «electroquímica» es nuestro cerebro, cuyas posibilidades siguen siendo en gran parte inexploradas debido a su gran potencial. Y es la obra de Dios, cuyas capacidades superan con creces las nuestras.
Dios, con habilidades ilimitadas, ha elegido una forma muy sencilla de comunicarse con nosotros: la fe. Por este medio nos comuni- camos con él.
Algunas personas piensan que la fe no está a la altura de su inteli- gencia: ¡qué lástima! Porque quienes rechazan la fe no entienden a Dios, cuya inteligencia es muy superior a la de ellos, y ha decidido salvarnos por medio de la fe.
La muerte de Jesús en la cruz desafía mi razón, pero es la manera que tiene Dios de perdonar mis pecados y darme vida eterna. La fe nos permite aceptar lo que Dios ha hecho por nosotros. ¿Quiero reconocer los límites de mi cerebro y entrar en la dimensión de la fe?
No os angustiéis: creed en Dios y creed también en mí.
Juan 14,1
Texto de la semana: 1 Corintios 1,18–25
¿Cómo vives tu fe en la vida diaria?