Cuando intentaba esquivar una piedra en la estrecha carretera alpina, sonó un estallido ensordecedor. Nuestro auto se sacudió violentamente. Miré preocupado bajo la carrocería para ver si se había soltado algún manguito de freno o si se había perforado el cárter. Milagrosamente, solo resultó ligeramente dañado el suelo de chapa. El resultado podría haber sido fatal. ¿Cuántas piedras se han llevado ya vidas preciosas?

¿Fue solo suerte? 

Todos los días, con una oración, encomiendo a toda nuestra familia a la protección de Dios. ¿Sabías que el Creador sabe cuántos cabellos tenemos en la cabeza? Así que puedo confiarle cada detalle de mi vida. La protección es un regalo que nadie merece. Dios no nos promete una vida sin problemas. Pero los que confían en él pueden estar seguros de su presencia a su lado en todo momento.

¿No te parece que es más que un simple golpe de suerte?

Y os aseguro que estaré con vosotros siempre, hasta el fin del mundo.

Mateo 28:20b

Texto de la semana: Mateo 28