Cada vez son más las casas que están equipadas con placas solares. La energía que se obtiene calienta el agua o transforma los rayos del Sol en electricidad. Cuantos más paneles haya, más energía ganaremos. La energía captada se almacena para su uso cuando la luz solar es menor o nula.
Con Dios, es algo parecido. Debemos exponernos a su luz leyendo la Biblia, buscándolo en la oración, siguiendo los pasos de Jesu- cristo. La asistencia a reuniones con otros cristianos y el animarse mutuamente es también una fuente importante de energía en la vida diaria. En la presencia de Dios y en nuestras relaciones con otros cristianos captamos la luz de Dios y almacenamos energía.
En los inevitables momentos difíciles de la vida, seremos capaces de aprovechar la energía acumulada de esta manera. Dios es la luz que necesitamos.
Porque en ti está la fuente de la vida y en tu luz podemos ver la luz.
Salmos 36,10
Texto de la semana: Gálatas 5,13–26
¿Quién es la fuente de tu vida?