Cuando algo nos apasiona, hablamos de ello en todas partes. Eso lo pone de moda y, con el tiempo, otras personas también se interesan. Las empresas buscan buenos influencers con un club de fans lo más grande posible. Les pagan generosamente para que hagan publicidad de sus productos.
El cristiano está lleno de Cristo y su vida se caracteriza por efectos visibles que la Biblia compara con los frutos. También habla de un manantial de agua viva que brota sobre los que están a su alrededor. Pero quien sigue a Jesús no sigue a un influencer. No tiene nada que ver con pertenecer a un club de fans o a una organización.
Imitando a Cristo, su discípulo renuncia a las pretensiones egocéntricas. Se confía al maravilloso plan que Dios, su creador, ha previsto para él. Seguir tu propio camino puede producir satisfacción. Pero quien busca la voluntad de Dios descubre que hay una dimensión celestial que llena su corazón.
¿Qué es lo que sale de tu corazón?
De la abundancia del corazón habla la boca.
Mateo 12:34b
Texto de la semana: Lucas 6:43–45