Después de la ascensión de Jesús, sus discípulos regresaron a Jerusalén y se reunieron en la casa donde había tenido lugar la última cena con Jesús. Junto a algunas mujeres formaron un grupo muy unido orando y esperando que Jesús les enviara el Espíritu Santo, como les había prometido.
¿Sabes qué o quién era?
«Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, os enseñará todas las cosas y os hará recordar todo lo que os he dicho».
Juan 14:26
Y de repente, ¡sucedió! Exactamente 10 días después de la ascensión de Jesús, los discípulos vivieron un acontecimiento extraordinario. A las 9 de la mañana oyeron un fuerte estruendo que venía del cielo y llenaba la casa. Sobre las cabezas de los discípulos aparecieron llamas como lenguas de fuego y empezaron a hablar en diferentes lenguas. Este momento fue el descenso del Espíritu Santo.
Si vives con Jesús, el Espíritu Santo, o el Consolador como lo llamaba Jesús, vive en ti.
¿Conoces a este ayudador personalmente? ¿Te gustaría conocerle?
Texto bíblico: Hechos 2:3-4