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Qué agradable es echarse un rato en el sofá y relajarse

Para mí no siempre es fácil, ya que la lista de tareas no deja de darme vueltas en la cabeza. En mi ajetreada vida diaria con los niños, la casa, el jardín, las visitas, siempre hay algo que hacer. Estoy experimentando lo importante que es tener un tiempo de quietud para mí.

Salgo al balcón, respiro el aire fresco de la mañana, escucho el canto de los pájaros, cierro los ojos y hablo con Dios. Después de esos momentos, me siento renovada y lista para volver a empezar.

También Jesús se tomaba un tiempo para retirarse a un lugar tranquilo para pasar tiempo a solas con Dios, su Padre. Allí sacaba nuevas fuerzas para enfrentarse a las tareas que tenía por delante.

De madrugada, cuando todavía estaba oscuro, Jesús se levantó y salió de la ciudad para ir a orar a un lugar apartado.

Marcos 1:35

Date un tiempo para relajarte varias veces al día. Respira de nuevo, recobra el ánimo y llénate de nuevo del amor de Dios.

Texto de la semana: Marcos 1:35-39

Nada idóneo

Nada idóneo

Tantas velas, luces, fiestas, regalos y manjares que hoy forman parte de la Navidad me hacen casi olvidar que el nacimiento de Jesús fue bastante poco idílico.

Así que (María) dio a luz a su hijo primogénito. Lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en la posada.

Lucas 2:7

¿Sabías que la palabra pesebre significaba antiguamente cesto? Se trataba de un antiguo comedero de mimbre para animales. Más tarde, cuando los comederos eran de madera o piedra, la gente seguía llamándolos pesebres.

Pero, ¿por qué pusieron a Jesús en un pesebre tan indigno? Muy «poco ideal» para un recién nacido. En el versículo bíblico anterior dice: porque no había lugar para ellos en la posada . Cuando dice «no había lugar», demuestra que para nada había sido un momento ideal, es decir, si no hubiera habido un registro del censo con tanta gente, podría haber sido diferente.

Aunque el nacimiento de Jesús fue normal, las circunstancias no fueron idóneas.

Esta primera Navidad ocurre en medio de la vida cotidiana humana, con sus momentos inoportunos.

¿Qué momento no es tan ideal en tu vida? Precisamente ahí es donde Dios quiere venir a ti.

Texto bíblico: Lucas 2:1-7

El regalo más grande

El regalo más grande

De niño solía escribir una lista de deseos para Navidad. Cada año tenía muchos y grandes deseos, pero sólo escribía mis tres favoritos en esta lista. Cuando llegaba la Navidad, era muy feliz al abrir esos maravillosos regalos.

Pero la importancia de aquellos regalos fue desapareciendo con el tiempo, casi los he olvidado. Sinceramente, no sabría decir qué era lo que me regalaron cuando tenía nueve años.

El mayor regalo de la Navidad este año tampoco estará debajo del árbol. Porque nadie ha comprado y ni envuelto este regalo. Tampoco nos pertenece sólo a ti o a mí. El regalo más grande nos lo hizo Dios a todos en la primera Navidad enviando a Jesús al mundo.

Porque nos ha nacido un niño, se nos ha concedido un hijo; la soberanía reposará sobre sus hombros, y se le darán estos nombres: Consejero admirable, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz.

Isaías 9:6.

¿Cuál es el mayor regalo para ti?

Texto bíblico: Lucas 2:1-7

Dios se hizo hombre

Dios se hizo hombre

Durante muchos siglos, el pueblo de Israel estuvo esperando la llegada del Mesías, el rey, salvador y libertador. Con el nacimiento de Jesús, por fin terminó la espera.

Este recién nacido no era sólo el Mesías, sino Dios mismo.

En el principio ya existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, … y el Verbo era Dios. Y el Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros.

Juan 1:1 y 14a

El milagro del nacimiento de Jesús fue que era totalmente Dios y totalmente hombre. Venía de la gloria de su Padre, pero adoptó forma humana.

¡En Navidad celebramos este milagro! Damos gracias a Dios por haber enviado a su Hijo al mundo.

En Navidad recordamos el cumpleaños de Jesús que es Dios mismo. ¿Cómo vas a celebrar la Navidad este año?

Texto bíblico: Lucas 2:1-35

Faltan diez céntimos

Faltan diez céntimos

Hace poco, había una niña delante de mí en la panadería. Quería comprar un panecillo. Por desgracia, no tenía suficiente dinero. «Te falta una moneda», le dijo la panadera.

Hasta un panecillo tiene su precio. Con mucho gusto le ofrecí a la chica la moneda que le faltaba. Se pagó el precio, la panadera quedó satisfecha y la chica quedó contenta. Es bastante sencillo, ¿no? De hecho, todo estaba en orden hasta el último detalle.

La Biblia también habla de un precio que hubo que pagar. Estamos en deuda con Dios porque el pecado nos separa de él. Qué privilegio saber que Jesús pagó por todo. Para ello, tuvo que dar su vida muriendo en la cruz. ¿Por qué hay tanta gente que no acepta esta salvación?

Porque tampoco el Hijo del hombre ha venido para ser servido, sino para servir y dar su vida en pago de la libertad de todos.

Marcos 10:45

¿Le das las gracias a Jesús? ¿Cómo?

Texto de la semana: Marcos 10:35-45